Aclaración: Escrito para la revista “PARTE DE RESIDENCIA, Nº0” Enero 2003
DESDE
LA VENTANA
Cuando
uno camina por la calle y al pasar por una casa percibe que el dueño ha
decidido que en la misma entre la luz y la ventilación, su ventana, su cortina,
su persiana está abierta: por lo cual él ve hacia fuera y deja entrar no sólo
lo dicho anteriormente sino también las miradas de los transeúntes. No me van a
decir que nunca miraron por simple curiosidad hacia dentro de esa casa, porque
creo que estarían mintiendo o ¿yo sola soy voyeur?
En
realidad hacemos como si involuntariamente nuestra mirada se depositara por un
segundo allí, en esa otra realidad y estuviéramos por unos instantes en ese
comedor, cocina, dormitorio con esos muebles, esa decoración, esos aromas,
sonidos, personas y animalitos. Pensamos ¿podría yo vivir allí, me gustaría?
Y
bueno, es así que me he fijado, al caminar por las callecitas del hospital, que
éste está inundado de ventanas y no puedo evitar husmear. Si se fijan verán que
no todas las ventanas se encuentran a la misma altura, en algunas al mirar
vemos sentadas a personas un metro abajo, un metro arriba o a la misma altura
que el exterior, participamos ese segundo de una fracción de conversación, de
una situación, de una queja, de un abrazo, de un grito, de un llanto, de una
risa.
Soy
concurrente de primer año de Terapia Ocupacional, este es el primer año que el
Hospital recibe concurrentes de esta especialidad. Estoy en la sala de
internación de psicopatología. Es así que junto con otros profesionales coordinamos
distintas actividades grupales en la sala. Por lo tanto es probable que
asomándose por la ventana nos vean y los veamos, ya que solemos tener las
ventanas abiertas. Vieron? No sólo se pueden tener las puertas abiertas sino
también las ventanas, es más, a veces no se puede tener la puerta abierta pero
sí la ventana. Si me ven soy una persona de sexo femenino, estrenando los
treinta, delgada pero con una prominente pancita que se asoma y no por
incapacidad para suprimir los postres, sino porque tengo un invitado esperado
en la casa.
Es
sabido que es difícil pedirle a un paciente de psicopato que evite fumar, por
lo cual tengo la complicación de dejar entrar en mi casa ventilación para el
invitado. Es así que en alguna de las actividades grupales de la sala debo
participar desde la ventana. No es lo mismo, y eso es tal vez lo que estoy
intentando decir. Desde la ventana las cosas se ven distintas pero no por eso
irreales. Es tal vez, una realidad distinta.
Como
primeriza quiero saber todo de mi invitado. De esta manera puedo brindarle las
mejores comodidades para su estadía y además no puedo evitar mi ansiedad. Me
causó gracia cuando al comentarle al Obstetra que estaba deseosa de hacerme la próxima
ecografía, me dijo: “Por qué lo querés estar espiando?” A decir verdad, pensé,
tiene razón es como si lo estuviera espiando. El tema es que si es difícil no
detener la mirada en la ventana al pasar por casa ajena, imagínense si tengo un
invitado encerrado en una habitación que no sale de allí hace unos meses, y
siento que comienza a hacer golpecitos,
que luego van aumentando su intensidad, ¿está haciendo refacciones en casa? Porque
siento que mi casa se agranda. Yo digo, Uds. no sentirían curiosidad de asomar
sus ojos por la mirilla o la cerradura o yo sola soy voyeur?
Algunos
pacientes también a veces participan desde la ventana, hay veces que uno
prefiere participar sentado en la ventana, lo cual dificulta escuchar todo lo
que sucede dentro y vivenciarlo de la misma manera. Pero indudablemente debe
traer otros beneficios…
¿Cuántas
veces nos sucede que tenemos que mirar las cosas desde la ventana, cuantas
veces deberíamos entrar, cuantas veces nos conviene mirar hacia el otro lado?
Saben
que significa la palabra concurrir? Según mi Aristos: “Reunirse en un mismo
lugar o tiempo muchas personas, cosas o sucesos.” Compartir un mismo lugar, un
mismo tiempo, un consultorio, un aula, una sala, un hospital, un barrio, un
país, una realidad, varias realidades, varias miradas, varios cuerpos, una
persona dentro de otra, una persona con otra, una ventana, una puerta,
conociéndonos?
Y sí
en fin, concurro y a veces me siento extraña teniendo que permanecer en la
cornisita de la ventana, me siento extraña debiendo evitar espiar, me siento
extraña afuera…
T.O.
Mariana Alejandra Méndez, Concurriendo.
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